La agencia de comunicación que lleva la marca de la empresa minera Infinito Gold decidió seguir exactamente la misma estrategia que otras empresas mineras del mundo: omitir los daños ambientales que provocan por “obras de bien social”.
Su comunicación había tenido la misma orientación durante dos años: hablar de trabajo, salarios, ingresos para el país, carreteras, escuelas, tendido eléctrico entre otras obras “maravillosas”. El tema ambiental era intocable. Sencillamente no formaba parte de su comunicación.
Hasta que hace unos meses la situación cambió: una joven en un estudio, hablando a cámara con la frase “a mí también me importa la naturaleza, ¿y a vos?” marcó un cambio radical en su estrategia. Entró en el tema vedado.
¿Cómo le va a importar la naturaleza a una empresa que pretendía destruir miles de hectáreas de bosques protegidos? Eso es, básicamente negar la naturaleza propia de la industria.
Me centro en este análisis particularmente en el lanzamiento de esta última campaña por la manera en la que la "conservación" del ambiente es una estrategia de negocio y no una preocupación real. Es de alguna manera promover esas conductas dañinas al ambiente, que quedaron reflejadas en el veredicto judicial emitido ayer que ordenó cancelar la concesión del proyecto.
En este caso la falta a la ética publicitaria es clara: La actividad publicitaria deberá abstenerse de, directa o indirectamente, estimular, exaltar o tolerar acciones que atenten contra la sostenibilidad del ambiente.
La manipulación en términos de números es otro factor que falta la ética. En uno de sus anuncios menciona que Crucitas “Apagará ₡28,000 millones en salarios", cuando en realidad, únicamente el 11% de los ingresos quedarían en benficio del país. De hecho en la fase de la campaña de comunicación más reciente ni siquiera mencionan números o porcentajes, su argumento se reduce a "Costa Rica percibirá más ingresos con Crucitas que si o estuviera". ¿Cuántas personas saben cuántos son esos ingresos o qué porcentaje representa lo que obtiene el país de todas las ganancias de la empresa canadiense? El Código de autorregulación publlicitaria señala que "La publicidad debe formularse de manera que no abuse de la confianza de los consumidores, ni explote su falta de experiencia, de madurez o de conocimiento".
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