Una prensa de Gold’s Gym ganó el Pregonero de Bronce del 2010, en esta pieza se sugiere que una persona subió una foto a una red social (twitter) en la que sólo aparece cierta parte de su cuerpo, ocultando sus partes más rellenitas. A esta imagen le acompaña el texto: “lo que no te entró en twitter, que entre en Gold’s Gym”.
Esta campaña entra en conflicto con el artículo 5 del código ético de autorregulación publicitaria del INPUB. Este artículo lee que “La publicidad no podrá contener ninguna imagen, texto o sonido que ofenda o pueda ofender de forma seria o generalizada a un sector relevante de la población (…) No se presentará la figura humana en situaciones indecorosas, deshonestas o agraviantes”. Gold’s Gym se mofa de una persona gruesa para comunicar su mensaje publicitario y persuadir a las personas a ingresar al gimnasio para poder ser esbeltos.
Este camino creativo podría humillar a personas de tallas grandes, utilizando la imagen cuerpo para vender, no de la forma híper-sexualizada de quienes todos nos quejamos, sino para infundir miedo al peso y el rechazo social que este podría traerle a la persona.
Este caso revela una falla importante en el código de ética. ¿Quién define cuáles son estos “sectores relevantes de la población” que están protegidos por el código? La obesidad es una condición médica peligrosa, pero también hay que considerar que existen personas de tallas grandes que no tienen problemas de salud. El cuerpo humano esbelto y estilizado no es alcanzable para algunas personas por cuestiones genéticas y fenotípicas, y la verdad es que muchos ni les hace falta.
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