El párrafo anterior resume el recurso creativo y el mundo de marca que utiliza la marca Lysol en su publicidad. La marca enfatiza en las tres ideas principales contenidas en la definición de bacterofobia. Lysol promueve la paranoia contra las bacterias, el hecho de que estas se encuentran en todos los rincones de la casa, señala además que esas bacterias son una amenaza contra los niños y que el contacto con ellas les puede causar terribles enfermedades, y saca ventaja, además, de las “epidemias de moda”.
La locución de un anuncio de Lysol dice literalmente: “A muchos nos preocupa el virus AH1N1, sin embargo, hay otras amenazas. Es un hecho el Rotavirus produce enfermedades muy severas especialmente durante la época escolar. Es un hecho Lysol desinfecta su hogar y protege a su familia de enfermedades, ya que Lysol elimina el 99.9% de los gérmenes, incluyendo el Rotavirus, por eso es el más recomendado por pediatras. Lysol desinfección que protege. En este texto se utiliza el uso de los elementos que mencionaba anteriormente.
No obstante, el dramatismo no sólo permanece al nivel de las palabras, se explota aún más con la incorporación de una figura de autoridad, una “pediatra” quien hace la locución, al mismo tiempo que se refuerza la imagen con textos dramáticos como “2 millones de niños hospitalizados al año”, sin mencionar la causa de la hospitalización. Aunque este anuncio no fue producido en el país, salió al aire en nuestro país durante la algarabía mediática del AH1N1.
De producción nacional tenemos el anuncio de una mujer que juega con su hija, de pronto entran tres “expertos” que le dicen a la mujer que aunque los pisos parezcan limpios pueden estar contaminados con millones de gérmenes dañinos para la salud y le proponen como solución al problema utilizar el desinfectante Lysol.
Este tipo de anuncios que recurre al miedo como recurso creativo, específicamente al miedo a los gérmenes y bacterias, infringen el artículo 7 del Código de Autorregulación Publicitaria, ya que, según señala el mismo: “Ninguna comunicación comercial deberá causar miedo o sobresalto injustificados en la población. Deberá evitarse la utilización de expresiones o declaraciones alarmantes con el simple propósito de llamar la atención”. (2)
El mismo artículo señala que el recurso del miedo será permitido siempre que ayude a “promover conductas prudentes o para desincentivar acciones peligrosas”. En el caso del anuncio de Lysol esa excepción sería válida si lo que el anuncio pretende promover es una conducta de mayor higiene o de mayor responsabilidad en los padres sobre los lugares donde juegan sus hijos; no obstante lo que el anuncio hace es apelar al miedo para promover la venta de su producto y no necesariamente una conducta más higiénica.
Estos anuncios de Lysol destruyen en alguna medida la iconicidad del hogar como refugio, como protección; la marca deja entrever que usted ya no se encuentra a salvo ni en su hogar, porque las bacterias se encuentran en todos partes. La marca promueve abiertamente la bacterofobia y se aprovecha del sentimiento de protección de los padres hacia sus hijos que los sienten indefensos y frágiles.
Algo fundamental antes de proceder en cualquier dirección sería investigar sobre la credibilidad de estos anuncios, habrá personas que realmente crean, esa es la pregunta a contestar, y es además la forma en la que procede el Código de Autorregulación, en tanto analiza la publicidad a la luz de su contenido explícito y del “impacto probable que pueda causar en un consumidor medio”.
(1) http://www.fobias.net/Bacteriofobia.html
(2) Instituto Nacional de la Publicidad (2010). Código de Autorregulación Publicitaria.
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