Monday, November 26, 2012

Fuerte, grande y macho

Por Vivian Rodríguez.


“Llegó el semental, el de pelo en el pecho, el que no pide permiso, el mal amansado. Llegó papi. El pick-up. Fuerte, grande y macho.”

Cuando una campaña comienza de esta manera uno sabe que las cosas no andan bien. “Fuerte, grande y macho”, es la campaña realizada para promocionar el Isuzu D-Max 2013. La campaña hasta el momento se ha pautado en el diario La Nación, la revista Soho, vallas y radio.

¿Qué quiere representar esta campaña? De manera explícita masculinidad, virilidad, hombría y todos los sinónimos que se nos puedan ocurrir; pero de manera implícita hay un discurso de misoginia claro.

Llegó el semental se asocia directamente con virilidad y reproducción, la RAE define al semental como el animal macho destinado a padrear; de igual manera el de pelo en el pecho se asocia con este mismo estereotipo de hombre ultra masculino. Sin embargo el que no pide permiso y el mal amansado son mensajes que trascienden de la exclusiva virilidad sexual y llevan consigo un discurso de superioridad sobre otro ser.

Cuando hablamos del semental que no pide permiso inmediatamente pensamos en hombres machos hegemónicos que confunden penetración con virilidad y agresión con masculinidad. El problema está en que estos discursos no deberían suceder en pleno siglo XXI donde la igualdad de género ya debería ser un tema superado y donde ahora los varones se quejan de que la legislación protege a las mujeres de manera exagerada.

Para curarme en salud y no pensar que la que está actuando de manera exagerada al leer semejantes líneas erguidas de virilidad era yo, decidí mostrarle el anuncio a varias mujeres, todas con edades y estratos socioeconómicos distintos. Les pregunté lo siguiente: ¿Cómo es un hombre que tiene esta descripción? Ninguna mencionó rasgos físicos, la constante fue el machismo. “Un hombre que llega a la casa y exige que la comida esté lista”… “que hace lo que le da la gana”…. “un hombre violento”.

¡Dijeron violento! Estoy segura de que los creadores de esta campaña no desean promover la violencia (o al menos eso esperaría), sin embargo este es uno de los significados que socialmente se le atribuyen al símbolo de masculinidad hegemónica, inclusive violencia hacia la mujer. Bien lo menciona Rafael Del Olmo cuando se refiere al símbolo como
una figura literaria con la que se pretende que una realidad inalcanzable para la razón, sea perfectamente asequible a la intuición que descubre su significado más profundo. Es como una llave especial que ayuda a leer la realidad de otra manera, al revelar una dimensión más profunda de esa realidad y descubrir relaciones no vistas antes. (Del Olmo, 2009)

El Código de autorregulación publicitaria del INPUB menciona en el artículo 8 sobre responsabilidad social, en el inciso b, que la publicidad debe de abstenerse de “aparentar que condona o incita a la violencia, o bien a conductas irresponsables”. Reitero, el mensaje de violencia no es explícito, pero el símbolo y su significado es lo que hace el daño.

El mismo Código en el artículo 5, dedicado a la decencia, expresa: “La publicidad no podrá contener ninguna imagen, texto o sonido que ofenda o pueda ofender en forma seria o generalizada a un sector relevante de la población. Se deberá tener especial precaución para evitar ofensas con base en la raza, religión, género, nacionalidad, edad, orientación sexual o discapacidad física.” A ninguna de las mujeres a las que les presenté la campaña les hizo gracia, de acuerdo ellas no son el público meta pero son (somos) parte de la sociedad. Estoy segura de que una mujer víctima de violencia por parte de su pareja o mujeres que han tenido que compartir con un hombre tan macho y viril como el que se promueve en la campaña, se afectarían bastante al ver este mensaje de manera frecuente en el periódico mientras desayuna, o en la valla que está a la vuelta de su casa. Y al que me diga que las mujeres víctimas de violencia doméstica no son un sector relevante de la población le informo que las mujeres víctimas de violencia representaban un 58% de la población femenina nacional en el 2004. (INAMU)

Tantas luchas en pro de los derechos de las mujeres, tantos logros en materia de igualdad de género, tanta historia acumulada no excluye la labor de la publicidad. Por el contrario nosotros, publicistas, que históricamente hemos tenido la responsabilidad de moldear los estándares sociales, podemos contribuir con estas luchas por los derechos de la mujer, podemos abstenernos de crear mensajes que reproducen discursos machistas. Tal como se menciona en el Código de Ética del COLPER, artículo 17, la labor del comunicador debe ir en función de “servir al bienestar colectivo, promover la tolerancia, la educación, la cultura, la creatividad, la sana convivencia social y la seguridad del destinatario del mensaje.” La creatividad también se necesita para romper el molde, para decir basta y plantear estrategias de comunicación que cumplan con los objetivos y necesidades del cliente y que además promuevan discursos auténticos de igualdad y tolerancia.

Bibliografía

COLPER. (2012) Código de Ética de las y los profesionales en comunicación. Recuperado de http://www.colper.or.cr/userfiles/file/juridico/codigos/codigo_etica.pdf

Del Olmo, R. (2009). La comunicación simbólica en el apocalipsis. Religión y cultura. Pp 335-370. Recuperado de http://www.religionycultura.org/2009/249-250/RyC249-250_2.pdf


INPUB (2012). Código de Autorregulación Publicitaria. Recuperado de http://www.colper.or.cr/userfiles/file/juridico/publicidad/codigo_autoregulacion.pdf

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